Malos
profesores y pésima educación
En un reportaje de Nayhelli
Roldán publicado en Milenio el pasado sábado resalta la escasa o nula
preparación de los profesores; me niego a llamarlos maestros. Maestro es aquel
individuo que después de haber terminado una licenciatura donde invirtió entre
cuatro y cinco años de su vida, siguió estudiando un par de años más y tras
haber creado un documento original de investigación, obtiene el título de
maestro. Luego tendrá que seguir un par de años más y plasmar una verdadera
investigación para llegar a ser Doctor. Lo que me inquieta sobremanera: el
mencionado reportaje da unas cifras escalofriantes para el sistema educativo
nacional. 39 por ciento de los alrededor de millón y medio de profesores que
hay en el país reprobaron el Examen General de Conocimientos para Educación
Primaria del año pasado. Esto quiere decir que cuatro de cada diez profesores
no tiene la capacitación mínima para ejercer la docencia, sin embargo siguen al
frente de sus alumnos. Bueno eso no es noticia, lo opuesto lo sería. Tanto las
normales públicas como las privadas tuvieron magros resultados y no parecen que
vayan a mejorar.
La prueba aplicada a los
futuros profesores consta de 200 reactivos donde 51 por ciento de los alumnos
de las normales públicas contestaron correctamente tan sólo entre 0 y 118
reactivos. En otras palabras lo reprobaron. Aun siendo estudiantes de sexto
semestre de la carrera de la licenciatura en educación prescolar sus
herramientas cognitivas y su desarrollo de habilidades distan años luz del
mínimo requerido para sacar a México del tobogán educativo en que se metió.
El Presidente dio el banderazo
de salida para la aplicación del Examen Nacional de Logro Académico en los
Centros Escolares (ENLACE) que se aplicará a más de 15 millones de niños y
adolescentes. Entre los varios exámenes para evaluar el desempeño de los niños
de primaria y adolescentes de secundaria están la evaluación internacional PISA
y la nacional ENLACE. En ambas los resultados arrojados por nuestros educandos
son francamente deplorables. Qué si no toman en cuenta el ámbito rural contra
el urbano; que no es lo mismo ser maestro Malo, Suecia que en Ixtlahuaca, México; que si
implementar media hora de educación física les resulta imposible porque el currículo
no puede cambiar, etc. etc.
En base a los resultados obtenidos por los profesores,
dudo mucho que los resultados de los alumnos sean algo de lo que se deba
escribir a casa. Los resultados de los últimos años nos muestran una crónica
incapacidad de los mentores por mejorar sus habilidades profesionales. El
examen tomo como ejes las materias de español y matemáticas y, por ser el 2010
un año de egregios y fastuosos festejos por los centenarios que celebramos, se
incluirá historia. Espero con ansia los resultados para corroborar el nulo
conocimiento histórico que manejan nuestros educandos.
Seguimos privilegiando la memorización sobre la
comprensión y aplicación de los conocimientos adquiridos. Nuestros “maestros”
con trabajos logran leer y menos escribir. Para ello sólo es necesario leer
algún oficio escrito por algún normalista perteneciente al SNTE o su bizarro
hermano menor, el SMSEM, para atestiguar la nula sintaxis y paupérrima
semántica que usa. No es gratuito que la ignorante y depredadora lideresa del
gremio magisterial a nivel nacional no conozca el lema de la UNAM y le cueste
enorme trabajo pronunciar palabras de más de tres sílabas.
Ahora resulta que, si los inefables profesores hacen su
trabajo por el cual ya les pagamos con nuestros impuestos, los vamos a
gratificar con bonos si sus alumnos logran incrementar sus evaluaciones. ¿Por
qué no descontamos 50 por ciento al salario y lo reducimos a la mitad para ese
ejército de vividores analfabetas funcionales cuando los alumnos a su cargo no
logren los mínimos requeridos para pasar? Porque yo no entiendo esa lógica,
pues el mensaje es nefasto. Aún sin realizar el trabajo para el que les pagamos
y que a todas luces no llevan a cabo, ahora los vamos a premiar por ello. ¡La patente
de corzo en todo su esplendor! Somos un país donde la mediocridad y la pereza
son recompensadas por la sociedad. ¡Así queremos salir del atolladero educativo
en que nos metieron una institución, la SEP, y un sindicato, el SNTE! Si en
realidad queremos salir avante y tener un pueblo pensante y lector cancelemos
las prebendas que los “maestros” disfrutan sin merecimiento alguno y
reconstruyamos el sistema educativo para crear seres críticos del país,
involucrados con su entorno, capacitados para la competencia, innovadores para
los usos de la tecnología, honestos con los valores sociales y democráticos,
etcétera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario